lunes, 9 de septiembre de 2013

EL PROBLEMA DEL NOMBRE

La vida real, es real, y la probabilidad de que dos personas con el mismo nombre mantengan una conversación es un número, real, a saber cuál, pero alguno real será. Sin embargo, el cine, el teatro, la literatura en general, no plantean la posibilidad de una conversación entre dos personas con el mismo nombre. Probablemente el lobby del tabaco, del petródolar, o de cualquier otra cosa esté detrás de esta ausencia.
Es por ello que, a continuación, se ilustra cómo sería el guión de una conversación entre dos personas, ambas llamadas Roberto, aprovechando el nombre de los autores (por si hay problemas con los derechos de autor). 

 
Caretas que representan el teatro y la pereza de buscar una imagen mejor para esta entrada.

Dos amigos (Roberto y Roberto), tras una temporada sin verse, se encuentran en la calle.

ROBERTO: ¡Hola Roberto! 
ROBERTO: ¡Hola Roberto!
ROBERTO: ¿Por qué repites lo que yo digo?
ROBERTO: No repito lo que tú dices.
ROBERTO: No repito lo que tú dices.
ROBERTO: ¿Ein?
ROBERTO: ¿Ein? 
ROBERTO: Pero…
ROBERTO: Pero… ¿A QUE JODE?
ROBERTO: Pues sí, la verdad.
ROBERTO: Bueno, ¿y qué tal? ¿A que te dedicas últimamente?
ROBERTO: Pues, no sé, ¿yo que Roberto era?
ROBERTO: Buena pregunta, eres el que ha dicho “Hola Roberto”.
ROBERTO: Ya, pero tú también has dicho “Hola Roberto”.
ROBERTO: Cierto, pero yo soy el que lo ha dicho primero.
ROBERTO: Ah, claro, ya lo entiendo, tú eres Roberto.
ROBERTO: Sí. ¿Qué tal te va?
ROBERTO: Bien, bien ¿Y a ti?
ROBERTO: Bien. No, espera, ¿acabas de decir que a ti te va bien?
ROBERTO: Sí.
ROBERTO: Entonces yo tengo que ser el Roberto al que le va mal.
ROBERTO: Es verdad, que lío.

En medio de esta conversación aparece una señora que les interrumpe, y que resulta ser la abuela de Roberto, que también se llama Roberto.

ROBERTO: Roberto, cariño, ¿qué haces aquí?
ROBERTO: Hola abuela, aquí hablando con un amigo. Os presento, Roberto, ésta es Roberto, y Roberto, éste es Roberto.
ROBERTO: Anda, no sabía que tuvieras una abuela que se llamara Roberto.
ROBERTO: Sí, me llamo Roberto por él.
ROBERTO: Será por ella.
ROBERTO: No, por él, que quien ha hablado he sido yo, la abuela, lo que pasa es que te has liado con el nombre.
ROBERTO: Usted perdone.
ROBERTO: ¿Roberto no es nombre de hombre?
ROBERTO: Sí que lo es abuela.
ROBERTO: Ya me parecía, pero peor era mi marido, que se llamaba Virginia.
ROBERTO: Sí, el abuelo Vir ¿Y qué haces por aquí Roberto?
ROBERTO: Llámame abuela, Roberto.
ROBERTO: No, le decía a Roberto, Roberto mi amigo.
ROBERTO: Pues aquí, que iba a comprar el pan.
ROBERTO: ¡QUE LE HE DICHO A MI AMIGO, NO A TI ABUELA!
ROBERTO: Nada, que iba a comprar el pan.
ROBERTO: Pues podías ya acompañar a mi abuela.
ROBERTO: Sin problema. Vamos Roberto.
ROBERTO: Vamos. No, espera, ¿yo soy el nieto?
ROBERTO: Sí.
ROBERTO: Entonces ve con este amigo, abuela.
ROBERTO: Vale, gracias, hasta luego Roberto.
ROBERTO: Señora, despídase de su nieto, no de mi.
ROBERTO: Le decía a él, lo que pasa es que tú te llamas igual.
ROBERTO: Es verdad, perdone, vayamos a la panadería.
ROBERTO: Hasta luego, Roberto.
ROBERTO: Adiós Roberto.
ROBERTO: Hasta otra, Roberto.
ROBERTO: ¿Yo ya he dicho adiós?
ROBERTO: Sí.
ROBERTO: Pues hasta luego Roberto, adiós Roberto, nos vemos Roberto.
ROBERTO: Pero ¿con quién hablas Roberto?

No hay comentarios :

Publicar un comentario