DE PUBLICIDAD Y PROSTÍBULOS (Parte 2)

El que dijo que segundas partes nunca fueron buenas no sabía lo que es capaz de hacer el dueño de un burdel de provincias con ínfulas de Don Draper.

En diciembre del año pasado nos adelantábamos a la navidad para haceros el mejor regalo que seguramente recibisteis por esas fechas. Era este post titulado DE PUBLIDAD Y PROTÍBULOS (Parte1), en el que hablábamos del putiferio de nuestro pueblo, el ya célebre Juan Lanas, y  recopilábamos sus todavía más célebres cuñas de radio, que hacían las delicias de Aranda y su comarca en aquellos tiempos.

Dicen las malas lenguas que el Juan Lanas ya echó el cierre, quizá porque el frescor de su publicidad era mayor que el de las famosas almejas que ofertaba en una de sus cuñas. Pero en aquel post prometimos volver con una segunda entrega (que se ha hecho esperar más de lo necesario).

No hemos podido resistir la presión de crítica y público, así que sin más felación, vamos ya con las últimas joyas de la corona, a título póstumo.

A la primera maravilla la llamaremos…

Cuña Tercer Aniversario

Los cumpleaños, o se celebran como Dios manda o no se celebran.

Lo glorioso de esta cuña no es el uso de la metáfora, esta vez no están tan inspirados en ese aspecto. Lo mejor es la banda sonora de fondo, una combinación sublime de niños pequeñitos cantando el cumpleaños feliz (nos gusta pensar que son niños nacidos en el propio burdel y que prestan sus voces porque en los negocios familiares ya se sabe que todos tienen que arrimar el hombro) y la obra magna de la música española: PAQUITO EL CHOCOLATERO.

Eso sí, todo rematado con un clásico de la casa: Trae tu vela y te la soplamos.

Cuña Cuarto Aniversario

Y un añito después... 

En este caso ya había pasado un año y el salto de madurez es claro y evidente. Prescinden de los niños cantores para usar efectos de sonido de globos explotando que hilan a la perfección con la idea de que tú tienes un dardo (pene) y que podrás pinchar todos los globos (tetas) que quieras. 

“Y si subes con tres patas podrás jugar a la piñata”. Así sí, ese es el auténtico estilo JL.

Nos encanta también que utilicen ese tipo de canción veraniega de fondo que se está perdiendo a favor del omnipresente perreo. Todo un acierto.

Cuña JL Arena

Todo negocio próspero (en aquel momento debía serlo) está obligado a expandirse, y el JL no iba a ser menos. Ambiciosos donde los haya, se lanzaron a abrir una sucursal en plena capital de la Ribera del Duero. El nombre no es moco de pavo: Juan Lanas Arena. Toma ya.

“Si ves que te crece el bulto, o se te hincha la vena… (repiqueteo maestro de castañuela) alivia la hinchazón en el Juan Lanas Arena”. ¡Y todo con las Azúcar Moreno de fondo!


GUERRA DE PUTIS

Y aquí tenemos que tomar aire porque este es un asunto muy serio.

Le pasó a Coca Cola con Pepsi, a Mc Donalds con Burger King, a Apple con Microsoft, y a Jaimito Borromeo con Ángel Garó. A todos los grandes les salen competidores. Entes despiadados que quieren suplantarte, robar tu identidad y quedarse con tu trozo del pastel.

Pues al JL, como grande que fue, le salió un grano en la punta del piiiiiiiii-jo: el Club Mississipi. Otro lupanar con extensa tradición putera en nuestro pueblo, pero que nunca en la vida se había lanzado a hacer publicidad.

Los amigos del Mississipi, viendo el éxito aplastante de las campañas del JL, decidieron hacer lo mismo. Sin pudor, con nocturnidad, alevosía y sin lubricante anal, le metieron estas cuñas por donde amargan los pepinos.

Semana de la Seta (MISSISSIPI)

¿¡Cómo!? Y con el mismo nombre que una de las cuñas que hizo el JL. Esta gente no tiene corazón.

Hay que reconocer que si no estás atento al nombre del club te la cuelan. El sello creativo es pura esencia JL. Nos gusta mucho una frase, han acuñado casi un nuevo refrán, pero no diremos cuál, por despecho.

Puesta a punto

¡AJÁ! Aquí ya se nota que la cosa flojea. Le pasa como a Burger King con los Nuggets de pollo, que por mucho que quiera, pues mira NO.

Y tristemente amigos, aquí cerramos el capítulo de Publicidad y Prostíbulos con todo el pesar de nuestro corazón. A no ser que el JL resurja de sus cenizas cual manubrio de Rasputín, su publicidad y sus metáforas de pechos, rabos y chocheras permanecerá para siempre en nuestros corazones.

¡LARGA (Y DURA) VIDA A LAS CUÑAS DEL JL!