Bien, andábamos todavía con el regustillo del salchichón en
la boca cuando nos topamos con la foto de estos dos mellizos.
¡¡JOOOOOODER, QUÉ PUTADA!!
Para los incrédulos que ya están diciendo –eso es coña
ñiñiñiñi– adjuntamos otras reliquias del álbum familiar.
Una vez constatada la veracidad del asunto, el tema da para reflexionar. Qué ha podido hacer este desgraciado en toda su vida para destacar sobre su hermano. Aunque fuera un mísero segundo. Y los niveles de cinismo que habrán alcanzado padres, tíos, y sobre todo abuelas, para decir que ambos son igual de guapos o que están tan orgullosos del uno como del otro.
Al pobre feo de los Kutcher sólo ha podido salvarle tener
una tranca como el cuello de un cantaor, y seguro que ni con esas.
En solidaridad con el muchacho, y por lo que a nosotros respecta, pueden seguir construyéndose chiringuitos a pie de playa, que cuando quiere, la naturaleza también es muy hija de puta.
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