Suena el despertador, es jueves y son las 7
de la mañana, pero no me molesta, PI PI PI PI, hoy me levanto contento porque
HOY ES MI CUMPLEAÑOS. PI PI PI PI. Sí, ya sé que es un día más, y no debería
hacerme ya tanta gracia a mis 71 años recién cumplidos. PI PI PI PI. Sin
embargo sigo teniendo tanta ilusión por mi cumpleaños como el primer día,
aunque, para ser honesto, ya no me acuerdo muy bien de la primera vez que
cumplí años, yo creo que es porque me estoy haciendo mayor ¡con la memoria tan
buena que he tenido siempre! PI PI PI PI. Ahora que lo pienso sí que me molesta
un poco el despertador PI PI PI PI ¡QUE TE CALLES MALDITO!
Una vez arrojado el despertador por la
ventana me dispongo a salir a la calle a ver que me depara este día tan bueno.
Lo primero que me encuentro en la calle es un despertador ¡Que bien! Alguien lo
ha debido dejar para mí como regalo de cumpleaños. Vaya, está un poco roto,
será por la crisis pero lo importante es el detalle. Miro el teléfono para ver
si alguien me ha llamado para felicitarme pero parece que todavía no.
Me voy a desayunar al bar. Creo que me
merezco un chocolate con churros, así que me pido un café y dos torreznos,
porque no me gustan los churros ni aunque me los merezca. Como me aburro me
pongo a leer la prensa, pero no hay mucho que leer salvo una pequeña
inscripción en una placa que pone “Maqueta a escala de una prensa hidráulica”.
Miro el teléfono, vuelvo a leer la prensa, miro la prensa, me lió y al final al me suena el teléfono y
me llevo un torrezno a la oreja. “¿Diga?”, digo después de quitarme el torrezno
y descolgar el teléfono. Vaya, son de Telefónica.
-
¿Es el titular de la línea?
-
¿Tú qué crees?
-
¿Eso es que sí?
-
¿Cuántas preguntas llevamos seguidas?
-
Cuatro.
-
Pues hoy es mi cumpleaños.
-
Felicidades.
-
Gracias por llamar, a ver si nos vemos pronto, un abrazo.
Cuelgo. Que tarde es. Me voy a comer fuera. Vaya,
parece que han cerrado mi restaurante favorito, pero no pasa nada, hoy es mi
cumpleaños, así que comeré en el que han abierto en el mismo sitio. El camarero
me atiende y le digo que es mi cumpleaños y me felicita. Después de comer me marcho,
sin pagar porque es mi cumpleaños. “Hasta luego, gracias”, les digo al
marcharme. “Oiga espere, que…”, me parece que responden, pero que sabré yo, que
ya me estoy haciendo mayor y no oigo muy bien.
A la tarde me dispongo a ir a cortarme el
pelo. Es mi cumpleaños y siempre me ha gustado disfrutar de mi corte de pelo
cumpleañero. Cuando me siento a cortarme
el pelo me fijo en el espejo de la peluquería y... resulta que estoy calvo ¡JODER, CADA DÍA ESTOY
PEOR! Bueno, es mi cumpleaños, y a mi nada me fastidia mi cumpleaños, así que
me dirijo a la tienda de pelucas más cercana. Hay que ver lo difícil que es encontrar
una peluca, pero me vuelvo a la peluquería con una puesta.
-
¿Sabes que llevas una peluca? – Me dice el peluquero.
-
Hoy es mi cumpleaños.
-
Felicidades.
-
Gracias, me lo dejas cortito por favor.
Me vuelvo a casa, ya casi es la hora de la
cena y seguro que me va a llamar mucha gente, que para eso es mi cumpleaños.
Creo que he tenido la televisión demasiado alta después de cenar y por eso no
he oído el teléfono. En fin, que le vamos a hacer. No ha estado mal, pero cada
año me llaman menos. “A ver qué tal al año que viene”, me
digo antes de dormirme. Me despierto, son las 10 de la mañana, JODER, QUE TARDE
ES, no ha debido sonar el despertador, pero me da igual ¿Por qué? Porque ¡HOY
ES MI CUMPLEAÑOS!
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