AVISO SPOILER: Uno de los dos autores de este blog es especialista en publicidad. Ese especialista no es el que va a escribir lo siguiente.
Todo el mundo conoce la empresa Balay, que se decica a fabricar lavadoras y electrodomésticos en general. Bueno, el caso es que hace un par de años los de Balay sacaron un anuncio en el que un antiguo empleado, ya jubilado, vuelve a la fabrica y allí le hacen un homenaje. Aquí el anuncio:
Hasta aquí todo bien, tampoco vamos a hacer reparo en si el tal Luis
(el jubilado) seguramente fuera un cabronazo de encargado, o si su hija
tiene un azote (que no lo tiene). Nos queda la sensación de que Balay es una gran familia y que tiene en cuenta a sus trabajadores, españoles ellos, así que todos a comprar Balay, que hay que amortizar la fiesta que le han hechoal tío Luis, y pagar el sueldo de su hija, que es como tu prima, razón por la que no hemos abordado si está buena (que no lo está, cojones). ¡Un éxito! a pesar del pirado de americana de Balay.
Je suis Napoleón! |
El problema es que este año han intentado repetir la misma fórmula, ya conocida en el mundo de la publicidad como la técnica "Luis, el jubileta". El anuncio es el siguiente:
Pues resulta que ahora los de Balay tienen al tío Luis haciendo las visitas guiadas a los niños. Adorable ¿verdad? Nada más lejos de realidad. Resulta que estos de Balay que abogan por los trabajadores, deciden poner al frente de las visitas guiadas a Luis, QUE ESTÁ JUBILADO. Osea que en vez de contratar (darle de alta en la seguridad social, un sueldo, etc.) a alguien para realizar las visitas guiadas, deciden poner a un jubilado que seguramente lo hace gratis y que no estará ni asegurado. En efecto, el tío Luis es un esquirol y su hija un callo (aunque lo segundo no viene a cuento).
En fin, cada vez son más las empresas que tienen en plantilla a tíos Luis, primos Javis (voluntarios) y sobrinas Lauras (becarios), que con condiciones precarias, e incluso sin contrato o sueldo alguno, les realizan gran parte del trabajo. Lo que tiene cojones es que encima nos lo muestren a bombo, o en este caso tambor (de lavadora, claro), y platillo.